¿La realidad es justa, o no es justa? ¿Por qué existe la pobreza? El concepto de pobreza, carencia, o falta de satisfactores, debe entenderse de una forma que la desligue por completo de ideas de ingreso monetario, o no podrá entenderse su origen y eventual erradicación del planeta. La realidad es justa, de ello no debe haber duda, pero igualmente no debe caber duda en renunciar a toda tendencia a la crueldad o a la inmovilidad que este entendimiento sobre la causalidad de los eventos pudiera inducir, sobre todo en un observador con fuertes tendencias a “la justicia” bajo un concepto personal. Ha de quedar claro que toda realidad por definición no puede ser origen de sí misma, es solo el efecto de causas.
I12 Foundation define la pobreza como la incapacidad de tener libre elección de ocupación, y esta frase en sí indica claramente que sufrir esta condición puede tener causas tanto internas como externas al individuo. Este es el punto definitorio para establecer el orden correcto para la búsqueda de justicia. La justicia es encontrar orden, por lo que ella misma está sometida a uno; al menos en un ser humano, el establecimiento de amables relaciones humanas, es decir, de “buena voluntad” hacia el otro, debe ser condición primera, siempre. El observador debe tener claro que el darse cuenta de una condición de desventaja de su prójimo, lo obliga, a buscar un mejor orden de interrelaciones. El darse cuenta de la desventaja del prójimo, de cualquier tipo que ésta sea, implica que el que la detecta inevitablemente identifica de una forma más clara un orden mejor, de lo que aquel con la desventaja puede evidentemente; eso es lo que lo hace responsable y unido a el más pobre que él.
La pobreza, entonces, habla de una incapacidad del individuo que la padece en expresar lo mejor de sí al no conocerlo, y que puede manifestarse en su realidad desde simplemente una vida materialmente precaria, hasta comportamientos violentos hacia quienes le rodean. En última instancia, lo que el individuo está haciendo es pedir algo que no sabe cómo satisfacer, es decir… mendiga. La incapacidad radica esencialmente en la relativa inactividad o frustración, por causa interna o externa, de su poder creativo mental, que es la cualidad que le hace propiamente humano.
Aquí por lo tanto hablamos no de capacidades fijas sino en distinto grado de expresión en cierto momento, y el desarrollo de un nuevo orden de justicia implica el poder clasificar de alguna manera tanto la capacidad mental creativa manifestada al momento, como la potencial a expresarse mediante cierto periodo de instrucción y enseñanza. En otras palabras, reestablecer el frustrado flujo de energía que lleve al individuo a ser un dador a la sociedad, al grupo, lo cual elevará el nivel global de producción de la región en cuestión disminuyendo otras obstrucciones externas para la libre elección de ocupación para otros.
El punto que este artículo pretende dejar claro, es que nunca debe esperarse que primero el otro cambie la única forma de ser que conoce, o la que más trabajo le cuesta dejar, sino ofrecer, mediante el ejemplo, el estado de mayor capacidad dadora que puede manifestar con mayor facilidad aquel que nota la desventaja o incapacidad de su prójimo. Entonces, después y dependiendo la respuesta de aquel en desventaja, entendida ahora como su propia limitación al momento, se le ha de clasificar y llevar a el lugar que permita se siga desarrollando. Primero se da, después se puede pedir… cuando ya no hay deseos de pedir.
¿Qué piensas de todo esto? ¿Te consideras un justo?]
Una respuesta a “Un Orden”