A pesar de que el artículo anterior en esta línea de pensamiento descubre a la compasión como una aparente fuerza muy menor en las acciones y preocupaciones cotidianas de la humanidad actual, es un hecho que está presente y siempre lo ha estado, y es gracias a ella que el mundo se mantiene en una continua renovación de vida y de nuevos impulsos civilizatorios en cada época. Si bien los esfuerzos compasivos para mejorar el mundo parecen tan pequeños aún, debemos declarar lo que nos hace ser optimistas respecto a este aparente desmotivador escenario: La razón por la que estos esfuerzos parecen tan pequeños e insuficientes en la opinión estándar de hoy es porque el concepto de compasión ha aumentado de forma enorme en la conciencia colectiva desde el fin de la última gran guerra mundial, y esto es motivo de celebración.
Vemos la oportunidad de ayudar a incrementar ya mucho más la presencia, fuerza, de esta energía de compasión en el mundo y por eso es el primer punto que describe la complexión de la iniciativa Ambra. Este artículo pretende ser fuerte y claro sobre lo que el lector interesado en unirse especializándose en este punto, lágrima de compasión, requiere y que ha sido mencionado solo introductoriamente con los tres artículos previos en esta categoría.
La compasión debe ser entendida de forma correcta, no común en el entendimiento general de la palabra, para todo aquel que quiera participar en este punto y función de la iniciativa pues en ello radica que no confunda esta alta energía con la identificación de heridas propias o deseos, en otros individuos. Compasión no es simpatía, ni empatía, ni otro concepto que describa una emoción, sino algo que surge de una clara percepción mental sobre la verdadera necesidad del otro. La compasión es lo que inicia a la imperante voluntad hacia la evolución. Un verdadero compasivo detecta a todos los seres como imponderables en su valor, pero más que por ser intrínsecamente iguales detecta a la conciencia que se está desarrollando, esto es, que tienen una función a desarrollar como próximo paso inmediato respecto a su condición actual. El interesado debería elegir este punto hasta que esta idea quede clara no simplemente en el pensamiento, sino en el sentir, lo cual es la unión entre pensamiento y emoción de forma simultánea, en una frase, intuir —por encima de emocion y pensamiento— lo correcto de esta descripción.
Elíjase este punto si hay claridad en que se desea hacer de esta alta energía el ideal que dirige la vida, entendida como está descrita aquí —buscar el ver con suficiente claridad lo que el otro realmente necesita para iniciarse en otro estado mental. Se requiere un sentimiento de estar suficientemente completo por parte del observador para ello. Este sentimiento de suficiente completitud o autorrealización a la que nos referimos no tiene que ver con cantidad de bienes materiales, poder ni fama sino que es una cuestión de conciencia interna, un sentimiento de un suficiente nivel de saciedad en experiencias, no importa si han sido experimentadas como un hecho plenamente recordado o no sino tener el sentimiento claro de una ‘familiaridad’ con la experiencia, es decir, un sentimiento de comprensión de los motivos del otro, ¿para qué?, para detectar efectivamente qué debe proveérsele y qué aún no. No obstante, el compasivo no hace esto bajo un concepto de “mérito” en mente sino si es que ello estuviere en un plan para iniciar el siguiente paso en la evolución del otro.
Con esta descripción cumplimos con la intención de dejar claro que la compasión es mucho más que el concepto de “ser bueno”; ello, la bondad como fin último es consecuencia y tema del punto siete de la iniciativa como la necesidad del servidor por excelencia. Solo se puede ser efectivamente compasivo si primero existe ya en el individuo una mentalidad de inclusión de todos los seres pero ordenada, enfocada, a lo realmente posible del otro al momento; ello es verdadera inclusión.
Entonces, compasión, más que servir, es la plena dedicación a un ideal detectado, a un plan, no el simple concepto de no dañar, o ser amable, o ayudar siempre, sino de darlo todo por el cumplimiento de ese plan evolutivo, un enfoque total a éste que implica evidentemente toda la atención hacia aquellos que procura ayudar, es decir, procura verdaderamente hacer independientes a los demás para que cumplan su propio destino, su lugar en dicho plan, pues él mismo ha vivido ese proceso. Dicho plan no es creado por el compasivo sino detectado claramente en su mente como consecuencia de su amor a los demás, y algunas veces puede no parecer “compasivo” en absoluto para un tercero que confunda la compasión con “resolver los deseos del otro”. El compasivo es un verdadero iniciador, que no es protagonista sino que realmente conoce, es decir, que sabe con certeza, algo para quien intenta ayudar y se lo ofrece, mostrando una potencial y siguiente forma de ser y pasando prácticamente indetectable como persona.
No es que el compasivo sea un experto en todo tema, sino que busca tener una claridad cristalina sobre las necesidades de un individuo o cierto grupo de individuos para progresar, y reiterando, muy importante… para progresar, no para satisfacer a un individuo sino fomentar las condiciones que detonen su poder creativo. En una frase, dar las condiciones para que la voluntad por evolucionar esté siempre presente en todos los involucrados.
Una fuerza compasiva focalizada, llena de intención y efectiva, es necesaria para que Ambra exista, pues es el origen de la dedicación a ella que la traerá al mundo. El primer paso para entrar como colaborador a esta área de la iniciativa es analizar las situación actual de la fuerza compasiva en el propio territorio, sus dificultades y retos, para prever todo lo necesario para el funcionamiento de un gran espacio compasivo en el plano material. Un compasivo hará investigación de las necesidades, fallas, carencias, y de los éxitos o lo que sí funciona en un orfanato, casa hogar, albergue, hospital gratuito o institución equivalente.]