El elaborar en los tres conceptos del título de este quinto punto de siete, dará perfecta definición al lector sobre su profundo y sublime alcance. Educar no es propiamente instruir sino el arte de permitir conscientemente que algo “de desde dentro” (desde lo más profundo en la fuente hasta su toque con el objeto externo) se haga evidente. Es el entrenamiento de la mente que permita mantenerla en su propósito original, el cual es ser instrumento capaz de detectar la realidad y no creadora de miedos y fantasías. Una imagen o idea que no corresponde a la realidad y por tanto imposible de sostener indefinidamente, deja al ente humano sin alimento mental, haciendo inevitable el surgimiento de vicios o comportamientos violentos para mantener el impedido flujo de energía entre lo que le da motivo y la verdad.
Entonces educar plantea llevar al individuo al pensamiento abstracto, por lo que el principal acto de un nuevo plan de estudios ha de ser entrenar al individuo a pensar algebraicamente lo más pronto posible.
Por otro lado, instruir es dar información, comunicar una forma de ser, comunicar reglas que tienden con mucha certeza a dar un resultado. Es la comunicación sistemática de un conocimiento cuyo resultado tiene comprobado el instructor en su mismísima persona.
Mientras tanto el exaltar es realzar, volver a levantar algo haciendo énfasis en el mérito que tiene un cambio de circunstancia difícil.
Ambra educará, instruirá y exaltará sobre todo a individuos que vienen de circunstancias aparentemente desesperanzadoras.
"Mostrará la gloria que reside en el corazón de todo ser humano sin importar su origen o condición previa. El individuo más sofisticado de una cultura sin sus vicios."
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2 respuestas a “Educar, Instruir y Exaltar”