El elaborar en los tres conceptos del título de este quinto punto de siete, dará perfecta definición al lector sobre su profundo y sublime alcance. Educar no es propiamente instruir sino el arte de permitir conscientemente que algo “de desde dentro” (desde lo más profundo en la fuente hasta su toque con el objeto externo) se haga evidente. Es el entrenamiento de la mente que permita mantenerla en su propósito original, el cual es ser instrumento capaz de detectar la realidad y no creadora de miedos y fantasías. Una imagen o idea que no corresponde a la realidad y por tanto imposible de sostener indefinidamente, deja al ente humano sin alimento mental, haciendo inevitable el surgimiento de vicios o comportamientos violentos para mantener el impedido flujo de energía entre lo que le da motivo y la verdad.
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“Mostrará otra forma de vivir…”, así inicia el título de este cuarto punto de siete para formar Ambra, y el verbo “mostrar” es clave para comprender las características de quienes deseen colaborar en este atributo de la iniciativa. Para poder mostrar efectivamente algo se requiere de la creación de harmonía entre dos elementos, medios o comportamientos que se encuentran en conflicto. El poder mostrar algo denota un punto de talento para que se exteriorice lo noble, lo abstracto, a través de un mecanismo rudo; ello lo hace realmente un arte pues es un ajuste de relación verdaderamente matemática entre líneas con tendencias o naturalezas distintas. Lo mismo que ocurre entre la mente y la escritura.
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Una ciudad es esencialmente un cuerpo, un espacio de estructuras físicas permitiendo el flujo de energía diferenciada que mantienen a una entidad en manifestación palpable; es entendimiento de relaciones puro, inteligencia. Una buena arquitectura existe solo si hay un correcto flujo que satisface las necesidades requeridas, por lo tanto, primero es necesario el entendimiento de éstas.
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